Junio llega ya a su fin, y aunque normalmente me suele gustar, porque hace calor pero no en exceso (no me gusta ni el frío exceso ni el calor exceso), la piscina está abierta, las vacaciones cada vez más cerca, el ritmo de trabajo baja mucho y me permite descansar... vamos, todo bueno. Pero este año, una vez más el destino ha querido ponernos a prueba.
Aviso: la siguiente historia es personal y bastante triste. Si lo que estás buscando son tutoriales o recetas, te recomiendo bajar al final hasta las fotos. O seguir leyendo el resto de entradas del blog, con diferencia mucho más animadas. Si decides quedarte conmigo, y leer mi historia, te la cuento encantada, y te agradezco tu tiempo y tu lectura.
A comienzos de mes recibíamos la mala noticia de que una amiga, que vive actualmente en Panamá, sufría complicaciones en su embarazo y estaba en peligro. Fueron 10 días de intranquilidad, donde pasamos de la alegría de un parto (en teoría sano, por lo que nos comentaron), el primero entre el grupo de amigas de la universidad, al miedo de saber que mi amiga se moría. Se estaba muriendo y no sabían por qué. Pienso en esos momentos y me parece que fueron hace mucho más, por lo lento que pasaron, y lo lejanos que me parecen ahora. Mi amiga se recuperó gracias a las donaciones de muchos lugareños, que donaron sangre y que han podido mantenerla con vida. Además se juntaba la angustia de la distancia, y la diferencia horaria. El no poder tener noticias.
Tras el primer shock, se creó una página de ayuda, que os presenté en Facebook:
Por Pau y Nata. Esta página nos permitió estar al tanto de las noticias, de los avances médicos, y de un nuevo problema: la dificultad para pagar las facturas (luego dirán pestes de la Seguridad Social). Se inició una campaña de donaciones, y en pocos días se logró recaudar gran parte del dinero.
Con el paso del tiempo, comenzaron a llegar buenas noticias: tanto la madre como la niña mejoraban día a día. A mi amiga le quitaron la sedación y su mejora fue rápida. En poco tiempo salió de la UCI y días más tarde estaba ya en casa, recuperándose. Fuerte y guerrera como siempre ha sido. Su hija daba señales de ser igual que la madre. Una guerrera que nació antes de tiempo, con 1 kilo justo de peso, pero que derrochaba energía en su incubadora. Hemos seguido su desarrollo todo este tiempo, celebrando cada gramo que ganaba.
Hasta el sábado, que nos llegó la peor noticia que nos podía llegar. La pequeña Paulina, tras un mes de lucha, había subido al cielo. La pequeña no pudo luchar más. Un final horrible para una historia de superación y lucha, que me entristece. Ahora sólo espero que el pequeño ángel cuide de su familia, y les mande fuerza, al igual que les mando yo desde aquí.
Y hasta aquí la historia. Si la leíste entera y te apetece pasar a dejarles un comentario a los padres, puedes visitarles aquí:
Por Pau y Nata.
Para no seguir con temas tristes, y para ceñirme al tema de la entrada, lo prometido es deuda:
el resumen del mes de junio.
Y además....
lo siento mucho, estas cosas no deberían suceder -____-
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. Han sido días muy tristes y ahora queda un largo camino para los padres, para que se recuperen.
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