Menú principal

sábado, 26 de noviembre de 2022

Practicar la gratitud



Hoy hablamos de uno de los #buenoshábitos que más insisten muchos expertos (y yo me sumo). Sin paños fríos: "ser agradecido mejora la salud"

¿Cómo te quedas? Quizás así de primeras, esa afirmación te suene a vacía, a "vende humos". Pero déjame que te explique. 


¿Qué es la gratitud? 

La gratitud es la cualidad de ser agradecida. Hasta aquí creo que todas nos podíamos imaginar por dónde venían los tiros. Es la cualidad de poder apreciar los aspectos positivos de la vida, poniendo el foco en lo que tenemos, y no en lo que nos falta. De reconocer a los demás el papel que desempeñan en nuestro bienestar emocional. Es una forma de ver la vida, como ponerse unas gafas. 

Está muy relacionado con la salud mental, la satisfacción, el optimismo, la autoestima y la felicidad. 


¿Cómo nos beneficia ser agradecidas?

Existen numerosos estudios e investigaciones científicas que coinciden en sus conclusiones: ser agradecido mejora la salud.

Las personas que practican de forma habitual la expresión de la gratitud, se definen como (más) felices y satisfechas con su vida, que aquellas que no lo hacen.

Experimentan más esperanza, optimismo, autoestima, y les afecta, de forma positiva, en su rendimiento. Esta mentalidad, hace que aumenten las hormonas que se asocian a la felicidad, como la dopamina, la oxitocina y la serotonina. Este chute de hormonas ayudan a gestionar mejor las emociones "negativas", el estrés, influye, por tanto en cómo afrontamos las crisis, y se traduce en mayor resiliencia.

No es que  dejen de experimentar cosas malas, sino que el efecto emocional de esas malas experiencias es de menor duración. Agradecemos el aprendizaje de esa mala experiencia. No es negar (la situación), sino aceptar que ocurrió y buscar una solución. Cuando agradecemos se disminuyen emociones como la amargura, el apego y la rabia, haciéndonos que nos sintamos mejor y mejorando así también nuestra autoestima.

Vamos, que lo que desde fuera ves como una persona "fuerte" ante esos momentos, por dentro es una persona que (con mucho trabajo) ha conseguido entrenar a su cuerpo para favorecer la generación de esas hormonas. 

Esa química influye también en la salud, reduciendo el cortisol, y la inflamación, por lo que el sistema inmune estará más fortalecido (que el de aquellas personas en estrés) [Estudios de Universidad de California y Universidad de Miami]. Permite descansar mejor de noche, y será más sencillo llevar un estilo de vida saludable (porque en un momento de crisis, es más difícil convencer a nuestro cuerpo que es mejor comerse una ensalada o una pieza de fruta, que una pizza). 

Expresar de forma habitual gratitud, cambia la estructura molecular de nuestro cerebro (Información del Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de UCLA). Cuando nos sentimos felices, el sistema nervioso central se modifica. Practicar la gratitud hace que generemos felicidad. 

Nos ayuda a apreciar las experiencias positivas que vivimos cada día, y que podemos estar pasando por alto cuando nos dejamos llevar por las rutinas del día a día, las prisas, etc. Nos ayuda a estar en el aquí y el ahora, al estar agradeciendo evitamos rumiar el pasado. 


"La gratitud es de las emociones humanas más sanas. Cuanto más expreses gratitud por lo que tienes, más tendrás por lo que expresar gratitud" (Zig Ziglar)


Cuando te comento que es como ponerse unas gafas para ver el mundo, me refiero a que, al hacer la gratitud un hábito en nuestra vida, nos permite ver a esta desde un prisma más positivo. Si no pones el foco en lo positivo, de forma proactiva, tu percepción irá, automáticamente a lo negativo, porque estamos diseñados para eso. La tendencia natural a la supervivencia hace que nuestro cerebro y nuestros sentidos busquen y reaccionen a aquellas acciones que son un peligro potencial. De ahí, que naturalmente, nos enfoquemos en ellas. Pero practicar la gratitud te permite caer y levantarte, cuando fallas. Que fallarás, porque es algo normal, pero tendrás la habilidad de analizar lo ocurrido para sacar aprendizaje de ello, y progresar.  Dale Carnegie decía "El pensamiento positivo trata con las causas y efectos, y lleva a la lógica, a planificar constructivamente; el pensamiento negativo lleva a tensión y nervios". 


3 ejercicios para poner en práctica 

  • Micro journaling. Cada noche, escribe en tu cuaderno 3 cosas por las que estás agradecida. Por muy pequeñas que te parezcan, anótalas. A lo mejor un día es una buena acción que alguien ha hecho por ti, pero otros días a lo mejor es agradecer ese abrazo, o esa taza de café recién hecha… No tiene por qué ser algo que ha ocurrido, también puede ser una persona
  • Paseo de gratitud. Salir a pasear, sin rumbo fijo, y poniendo atención plena a los sentidos, lo que hueles, lo que escuchas, las sensaciones positivas que te lleguen de ese paseo, y dar las gracias
  • Carta de gratitud a alguien importante para ti. Por algo que hayan hecho, o por simplemente, estar ahí. Explícale cómo ha impactado (a mejor) en tu vida.  


¿Qué te parece este hábito? ¿Lo sueles practicar? Déjame tu opinión en comentarios, me gustará leerte. 



Lectura relacionada: Desarrollar el hábito de la gratitud



¿Te gustó esta entrada?  Compártela en redes sociales con #slowplanning ¡y etiquétame para verte!

3 comentarios:

  1. ¡Muy buen artículo! Gracias por tus consejos, es una pena que, de verdad, más gente no sea así, pero bueno... Me ha gustado tu consejo de la carta y, quizá, lo pongo en práctica dentro de mi blog, así escribo y practico lo que dices. Un saludo. :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Merche por tu comentario! me alegra que te gusten las ideas que comento :)

      Eliminar
  2. Gracias a ti, Laura, es muy fácil que con la rutina del día a día, no seamos conscientes de lo que tenemos bueno alrededor. No paramos! Por eso defiendo que hay que buscar esos espacios para reflexionar y tomar consciencia :)

    Abrazos

    ResponderEliminar

Gracias por pasarte por aquí :)